martes, 27 de noviembre de 2018


“LA CUADRILLA M”, UNA  NUEVA OPORTUNIDAD
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La labor agrícola es la fuente de ingresos de cientos de pobladores del distrito de Sachaca y Tiabaya. A diario Hombres y mujeres se  citan en el mercado “San Martin de Porres” (Tiabaya) para ofrecer sus servicios a los agricultores empresarios. Por topo de cosecha de ajo o cebolla, requieren 20 mujeres y 5 varones, quienes realizan la labor de estibador.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística informática INEI, De la población de 15 a 29 años de edad, el 17.6% no estudian ni trabajan, por lo cual se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. Los más afectados representan la zona rural quienes son sometidas a situaciones de riesgo, tales como la desnutrición, falta de acceso a servicios médicos y abandono escolar.
Los datos citados convalidan  la información que nos cita Verónica Cari Tumi (45) , quien testifica: “ La mayoría de los que venimos al mercado y ofrecemos nuestro servicio, no concluimos  una carrera profesional y solo llegamos a nivel primario, es por ello nos valemos de la agricultura y armamos nuestra cuadrilla”.

Las cuadrillas representan un grupo de trabajadores  reunidas para el desempeño de la agricultura.
La experiencia es un requisito primordial que te piden para realizar la cosecha de ajos y cebolla en época de verano. Las precipitaciones de lluvia impulsan a que los dueños de las cosechas solo requieran gente con experiencia.
Carmen Benavente (23) , es madre soltera  de 2 hijos y sostiene que la mayor parte de ingresos lo obtiene a través de la labor agrícola, sin embargo, esto no permite que pueda recoger a sus hijos de la guardería, puesto que sale de trabajar a las 17:00 y llegar a casa le toma media hora mas..
SE FORMA UNA FUENTE DE APOYO PARA MUJERES
La cuadrilla M”, como la llama Paulina  Quispe, “es un sostén para mujeres necesitadas, donde el requisito principal es el deseo de trabajar y superarse como madres y cabeza de hogar”. Se fundó a inicios del 2017 cuando emprendía una cosecha de ajo en la zona baja del pueblo de Tío Chico  en el distrito de Sachaca. El trabajo que emprenden las mujeres consiste en corear, cortar y empacar las mallas o sacos de ajo.
Una alteración a una regla laboral
Según la legislación laboral que es fiscalizada por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), en  el Perú, la jornada máxima de trabajo es  ocho horas diarias o 48 horas semanales. Sin embargo se puede establecer por ley, por convenio o decisión unilateral del empleador una jornada menor a la máxima legal.
Con la regla en pie, se da iniciativa a la fundación de  “La cuadrilla M” , que  está compuesta por 20 mujeres  que usualmente son madres solteras  y trabajan solo 7 horas diarias , es decir, ingresan a trabajar a las 8 horas, tienen un horario de almuerzo a las 12:00 y terminan su labor a las 15:00 horas.
Sobre el nombre: “Muchos dicen que representa la letra inicial de mi segundo nombre (Matilde) , otros porque significa la palabra mujer , en realidad nunca tuvo nombre oficial (risas) Mi deseo siempre fue cosechar  y a este se suma el deseo de apoyar a mujeres con necesidad, pasé por lo mismo y es momento de ayudar” manifestó Paulina.
Por su parte Cecilia Huahua Condori  (30), manifiesta estar contenta con este pequeño proyecto que labora Quispe Mamani. “Cuando me entere que podría trabajar y también recoger y atender a mi hija pequeña, me contacte con ella”, añadió.
Las mujeres que trabajan con Paulina, oscilan de 19 a 35 años, algunas culminaron la secundaria, pero fueron madres a edad temprana. Es necesario recalcar que el trabajo de estibador lo realizan hombres. Para  pertenecer a la cuadrilla M, no hay requisito alguno, pero claro está que se dará preferencia de selección  a mujeres  y madres jóvenes.
“Estoy feliz porque  mi madre se ha superado como persona, soy testigo de la necesidad y el deseo de emprender que siempre tuvo, a pesar que pasaron más de veinte años para que emprenda su vida como empresaria, me da gusto de que realice lo que más le gusta y apoye a las mujeres del pueblo” manifestó entre lágrimas Nelly Turpo Quispe (25) estudiante de medicina en la UCSP.  Actualmente está en la cosecha de 6 000 kilos de ajo, que equivale a media hectárea de terreno. A pesar de que el precio que este insumo no es compensable, pues vale S/. 1.50 por kilogramo, Paulina no baja la guarda, pues planea exportarlo a Brasil.
Para Paulina “Cosechar ajo y cebolla  es ponerse de acuerdo con el clima, no siempre ganaras, la lluvia es un factor que apoya y a la vez se impone contra la cosecha. Mis trabajadoras son un gran apoyo”, añadió. A la fecha trabaja con 20 mujeres  y 5 varones en el terreno que posee. Planea a futuro crear una empresa de ajo pelado para exportación y dirigir una fundación de ayuda humanitaria especializada en ancianos.

Cuando cumplió 11 años se dedicó al trabajo agrícola . “EL TRABAJO ES EL ÚNICO CAMINO DE SUPERACIÓN” La Gerencia Regional de Agric...