sábado, 27 de mayo de 2017



¡LUCHADORA! 
Trabajó duro para alimentar a los suyos

Dicen que madre , es aquella que muchas veces se quita el pan de la boca  para dar de comer  a su engendro , aquella que cuando tienes miedo te da la seguridad que nada malo pasara, aquella  que te arrulla y  trata de “bebe” al que dice ya haber madurado , aquella que busca  corregir  a como  dé lugar en  la comportamiento erróneo  del hijo, aquella que las palabras  para describirla parece no alcanzar.

Martha  , tenía solo siete años cuando empezó buscar el pan diario de   casa , cruzaba el embrionario  segundo año de primaria  y ya sabía que era ganarse la vida,  alimentaba a diario quince cerdos de su madrina, aquella en cuyos ojos había encontrado la esperanza de sobresalir a su temprana edad ,  ¿La causa?, mamá estaba enferma   y postrada en cama , su lagar destilaba el olor del medicamento y las sabanas las lágrimas de la enfermedad ; Leonardito, su único hermano, necesitaba entrar al Kínder .

En su infancia, esta mujer forjadora, trabajo mientras el día y la enfermedad duraron. El descuido estudiantil  , nunca tuvo ,lugar en su vida , pues pese al trabajo duro que realizaba , el primer lugar  y la diploma segura en la escuela , la tenía ella.” Nunca hice que el trabajo fuera mi excusa para no estudiar, a veces la vida te da motivo para hacerlo” .
Cuando   empezó a sentir las vibras de la adolescencia, creyó   que era necesario ,conocer a su padre, a aquel  en cuyos ojos nunca había sido expresada,  aquel en cuyos labios nunca su nombre  había sido pronunciado , aquel en cuyas manos  su rostro nunca había sido palpado .

 La enfermedad había consumido y deteriorado a aquel varón que justificaba ser su padre. La vida le estaba presentando la oportunidad de perdonar al hombre que la engendro. ¿Desperdiciar la oportunidad? muchos lo harían, pero ella no , se tragó el orgullo y el rencor que la embargaba , y llena de gracia embargo la mirada de aquel anciano y acabado ser . El rostro de su hija desconocida fue lo último que visualizo.

“Nunca deje de trabajar por los  míos,  mi madre mama se había recuperado por completo de su mal  , pero su avanzada edad no le permitía laborar, las puertas siempre se cerraban cuando observaban su hermoso y acabado rostro”
Cuando   Marta , sintió el extraño placer de la juventud ,se dio cuenta que era necesario contar con un compañero . Se casó, tuvo ocho hijos, al parecer una pronunciada familia.
Hernán (su esposo) y ella, se esforzaban por mantener a sus prodigios .

El hecho de que ella y el no ejercieron alguna carrera profesional, no fue el impedimento para que obtengan el alimento diario.

Las desveladas, preparando el desayuno en el mercado,  cargar las pesadas cajas de frutas a diario, lomear y regar los cultivos, le enseñaron que no hay nada que no se pueda lograr. Cada gota de sudor , fue la muestra de su empeño por ser madre. Cada beso y abrazo ,que a diario recibía de sus hijos , fue el regalo mas grande que la alababan  , los logros de sus pequeños que hoy lucen ser grandes era su recompensa .

“Llegan días ,donde no encuentras nada en la cacerola  , y sabes  que solamente lo conseguirás en el campo”.

Madre , es aquella que no encuentra impedimento alguno para lograr que sus hijos reciban lo necesario.


Hay momentos que duelen tanto como el parto, pero que en un instante mueren con un abrazo, . Martita , como la llamaban ,mi madre, nunca encontró un obstáculo que con esfuerzo y la ayuda de Dios no pudiera lograr. Aquella mujer es llamada hoy bienaventurada.

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